sábado, 17 de marzo de 2012

Mapa de las divisiones administrativas antes de J.Burgos





Algunas de estas provincias aparecen por primera vez, como las de Almería y Málaga (desgajadas del tradicional Reino de Granada), Huelva (del Reino de Sevilla), Calatayud o Logroño, y otras aparecen con nombre nuevo como Murcia o las Provincias Vascongadas.
Este proyecto hace pocas concesiones a la historia, y se rige por criterios de población, extensión y coherencia geográfica. Hay una voluntad de superar los nombres históricos, prefiriéndose los de las ciudades capitales. Tampoco se respetan los límites tradicionales de las provincias, configurando un mapa nuevo. Se eliminan los enclaves de unas provincias en otras, si pertenecen a distintos reinos, pero se conservan muchos enclaves cuando se hallan dentro del mismo. Este proyecto generó intensos debates por el número de provincias y la capitalidad, pero no dejaron de ser cuestiones menores.
En 1822 se restablecieron los intendentes provinciales como delegados de Hacienda. Pero la caída del gobierno liberal y la restauración del absolutismo dio al traste con el proyecto. En 1823 se restablecen las provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a entrar en vigor.

Mapa de las divisiones administrativas después de J.Burgos


Inmediatamente después de la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, la regente María Cristina de Borbón trató de llegar a un acuerdo con los partidarios de don Carlos María Isidro sin perder el apoyo, al otro lado, de los liberales. Esa fue la misión que le confió a Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que duró apenas tres meses. Sin embargo, aunque los esfuerzos por atraerse a los carlistas fueron vanos, su gobierno emprendió una reforma de gran envergadura, que sigue estando vigente en España más de siglo y medio después: la división de España en provincias.
Mediante una simple circular en noviembre de 1833 , su secretario de estado de Fomento, Javier de Burgos, creó un estado centralizado dividido en 49 provincias. Las provincias recibieron el nombre de sus capitales (excepto cinco de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Asturias,con capital en Oviedo,Navarra, con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao)
El proyecto de Javier de Burgos es prácticamente el mismo que el de 1822, pero sin las provincias de Calatayud, Vierzo y Játiva; además, otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Lección expuesta en clase.

Después de relatar todo lo que había hecho en su reinado y con lágrimas en los ojos, Carlos I acababa su discurso de despedida para dar la palabra a Felipe.  Los numerosos conflictos que habían oprimido a Carlos esos últimos años habían provocado finalmente la abdicación al trono de este: las batallas por los territorios alemanes por una parte, y los problemas interiores relacionados con los escasos recursos y las revueltas por la otra habían hecho acuciante la necesidad de un cambio monárquico.
Poco después era el turno del heredero, Felipe II, y tras disculparse por su poca práctica a la hora de hablar español, explicó que sería su hombre de confianza quien daría el discurso por él. El emotivo ambiente que se había formado en la sala durante las palabras de Carlos se fue desvaneciendo ante la comprensión de que el hombre que iba a gobernarles durante, posiblemente, décadas, era un extranjero. En varias ocasiones Felipe II había asumido en  ausencia de su padre el control de los Países Bajos y Alemania, y esto había provocado que su relación con los Reinos de Castilla y Aragón fuese mínima, lo que le hacía un extraño ante los ojos de las personas que llenaban la sala.
Felipe II heredaba así, de su padre, un Imperio en un proceso de disgregación, tanto a nivel interior como a nivel internacional. El movimiento de las Comunidades y el de las Germanías afectaban a una gran parte de la península, y comenzaban un problema que llevaría a un intento de separación por parte de Cataluña y Aragón, además de a fuertes tensiones entre clases sociales. Con países exteriores los problemas no fueron menos: los ejércitos francés y español debían luchar continuamente por la defensa de los Países Bajos, lo que a pesar de aumentar los dominios españoles, produjo enormes pérdidas económicas. Además, permanecían latentes otros conflictos, armados en el mediterráneo y religiosos en regiones protestantes de todo el Imperio.
Los conflictos entre Castilla y el resto de los reinos peninsulares habían comenzado ya con el descubrimiento de América en 1492. Mientras todas las riquezas procedentes del “nuevo continente” iban a parar a Castilla, Aragón quedaba relegado a un segundo plano y no tomaba parte en la obtención de estas.
Ya avanzado el mandato de Felipe II, las diferencias entre Castilla y Aragón llegaron a su punto máximo. Los aragoneses habían estado molestos desde la unificación del Imperio Español con los Reyes Católicos, ya que los Monarcas mantenían un gobierno Centralista, además de Absolutista. En 1591, acusado de traición y asesinato, Antonio Pérez, un antiguo secretario del rey, fue llamado a prisión por Felipe. Este se aferró a su ascendencia aragonesa protegiéndose en el derecho foral, resultado de las diferencias políticas entre los distintos territorios. Para poder detenerle, Felipe II acudió a la Inquisición acusando a Antonio Pérez de hereje, ya que esta constituía el único órgano vigente en todas las regiones. Pero esto era algo que el Justicia Mayor de Aragón, harto de las incursiones de Castilla en sus políticas, no quiso permitir; provocando la furia del rey. Pronto Zaragoza, donde se había refugiado Antonio, fue sorprendida por la intrusión del ejército, que detuvo y ejecutó al Justicia Mayor, el cual se había colocado al frente de las protestas. Antonio huyó a los Pirineos, finalizando así las Alteraciones de Aragón y las sublevaciones en la región.
Tras la muerte de Felipe II, ascendía al trono su hijo, Felipe III, con el cual el Imperio Español alcanzaba su mayor expansión territorial; lo que complicó el reparto del poder entre los diversos reinos.  Su reinado supuso una relajada transición entre los problemas territoriales de su padre y su abuelo y la decadencia de los siguientes reinados. Con Felipe III, España firmó diversas paces, denominándose a este período como la Pax Hispánica. Pero a pesar de todos sus esfuerzos por unificar los territorios españoles, al final de su reinado, en 1618, estallaba la Guerra de los Treinta Años. Esta, que pronto se había expandido por toda Europa, era el apogeo de todos los conflictos religiosos, políticos y sobre todo territoriales entre el Imperio Español y el resto de reinos europeos.
Cinco años después del comienzo de la Guerra, con solo dieciséis años Felipe IV subía al trono, heredando una España, como ya se dijo, en decadencia. A pesar de encontrarse la Guerra en un punto crítico, el valido del nuevo rey, el Conde-Duque de Olivares, trataba a duras penas de mantener la hegemonía en España. Pronto se había hecho inviable enviar refuerzos a Flandes, terminando la situación de la monarquía en los Países Bajos. Además, estos se habían aliado con Inglaterra, comenzando una guerra particular entre esta y España. Con Francia, la situación no era mucho mejor, ya que en 1635 Luis XIII declaró otra guerra a España, terminando esta con la victoria española. De todas formas, al año siguiente, tras un fallido intento de conquista de París por parte del hermano de Felipe IV, Francia envió a sus tropas a los Pirineos.
Mientras tanto, el final de la Guerra de los 30 años con la Paz de Westfalia suponía el principio del fin de la hegemonía española, ya que los protestantes del norte de Europa (los Países Bajos) se hicieron definitivamente independientes. Años después la guerra con Francia finalizaba con la Paz de los Pirineos, en la que España perdió el Rosellón y parte de Cerdeña.
Otra de las pérdidas territoriales fue la de Portugal, que finalmente aprovechaba los problemas de la Corona española independizándose en 1640 formándose el Imperio Portugués. Políticamente, Portugal siempre se había asegurado una separación política y soberana de España, por temor a que estos trataran de sacrificar los intereses de los portugueses a los suyos.

Mapa europa finales del siglo XIX

La sociedad europea había alcanzado profundas transformaciones en relacion con la situación de principios del siglo XIX.La educación mejoró muchísimo y la alfabetización llegaba a cuotas nunca vistas.Las ideas que nacieran de la Revolución francesa habían llegado a todos los países europeos.La Revolución francesa se debió a las dificultades económicas que acosaban a la sociedad del antiguo régimen. Aunque las causas inmediatas y próximas de la Revoluión eran peculiares a Francia, especialmente la crisis financiera del gobierno.Esta revolución fue un intento de encontrar respuesta a las dificultades económicas de la sociedad el siglo XVIII en general.
La sociedad paso de la exclusividad de la agricultura a una estructura dual entre el agrario y la manufactura.
La invención de numerosas máquinas sustituyó en mucas ocasiones la fuerza de trabajo por las máquinas.La industralización también mejoró transportes y comunicaciones. La mano de obra se desplazó hacía la ciudad.Millones de personas marcharon con escasemente lo sufiente para superar el viaje y al llegar a sus destinos se encontraron abandonados y expuestos a todo tipo de explotaciones.
Frente al avance industrial del maquinismo los salarios siguieron siendo bajos a lo largo de todo el siglo, con la consecuencia de que estaban al límite de la supervivencia,mientras, las industrias se iban capitalizando con las ganancias de las sociedades por acciones.

Mapa de Europa a principios del S.XIX.

comienzos del siglo XIX, el emperador de Francia, Napoleón Bonaparte había vencido a sus países enemigos -Austria, Rusia y Prusia-, menos a Inglaterra. Y, para impedir el comercio británico con Europa, ordenó el bloqueo continental a las embarcaciones inglesas.
Portugal era aliado de Gran Bretaña. Por esa razón, se negó a participar del bloqueo. en respuesta, los franceses invadieron territorio portugués. La Corte lusitana se refugió en su colonia americana del Brasil donde permaneció hasta 1821.a en la Península Ibérica, las fuerzas francesas se apoderaron también de España. El rey Fernando VII quedó en manos del emperador francés. En nombre del monarca cautivo, los españoles reaccionaron a la invasión. Para luchar por la reconquista de su territorio formaron juntas en distintas ciudades, coordinados después por una Junta Central en Sevilla.
En la Campaña de Rusia, el ejército napoleónico sufrió muchas bajas a causa del frío. Finalmente, en octubre de 1813 fue derrotado por los aliados -Austria, Rusia y Prusia- en Leipzig. El 31 de marzo de 1814 los vencedores entraron a París. Napoleón fue desterrado a la Isla de Elba, cerca de la costa italiana. Así se inició en Francia la Restauración bajo el reinado de Luis XVIII.
Napoleón logró escaparse en marzo de 1815. Entró triunfalmente a París e inició así el período de los Cien Días. Derrotado en Waterloo el 18 de junio de 1815 lo enviaron a la Isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur. Allí murió en 1821. Vencido Napoleón, los representantes de los Estados europeos se reunieron en el Congreso de Viena que fijó los límites de los países del continente europeo. Francia volvió a las fronteras que tenía antes de la revolución de 1879.
En Francia, el rey Luis XVIII, inició en 1814 la Restauración jurando una "Carta". A partir de ese momento, los súbditos tendrían algunas concesiones: · Elecciones para cargos públicos.

· Libertad religiosa y de prensa.

· Las cargas impositivas se distribuirían entre todos los ciudadanos.

· A Luis XVIII lo sucedió en 1824 su hermano, Carlos X. Seis años después, al disolver la cámara de diputados y no respetar la libertad de prensa provocó el estallido de la revolución que entronizó a Luis Felipe de Orleáns (Luis Felipe ).
La Revolución Francesa de 1830, provocó una reacción en cadena en otros lugares de Europa: Bélgica se independizó de Holanda, y Polonia de Rusia. Luis Felipe reinó con el apoyo de la burguesía liberal integrada por comerciantes e industriales. Pero el rey restringió la libertad de prensa cuando estos sectores empezaron a reclamar el sufragio universal -el derecho de todos los ciudadanos a votar-, y los socialistas pretendieron expropiar las riquezas a los capitalistas. Fue el comienzo de la Revolución de 1848.
Luis Felipe fue desplazado por un Gobierno Provisional Republicano que intentó combatir el desempleo a través de talleres nacionales. Pero fracasaron. Y, cuando fueron disueltos, se produjo un estallido social. Entonces, fue electo presidente Luis Napoleón -sobrino de Napoleón Bonaparte-. A través de un plebiscito restableció el Imperio y asumió como Napoleón III. Durante su gobierno, embelleció y modernizó a París. La mayoría de las grandes capitales copiaron su modelo monumentalista con grandes avenidas.
Durante la guerra franco prusiana cayó el gobierno de Napoleón III: se proclamó la Tercera República Francesa. París se rindió ante las fuerzas alemanas en enero de 1871. En el Palacio de Versalles, al rey Guillermo I de Prusia lo proclamaron emperador de Alemania unificada. Como consecuencia de la guerra, los estados del sur reconocieron el liderazgo del rey de Prusia,. Ya tenía la adhesión de la confederación de estados de Alemania del Norte.
También Italia se convirtió en un Estado nacional unificado. Víctor Manuel fue rey de la península desde 1861. Mientras tanto, Inglaterra era la gran potencia europea que competía con Estados Unidos. Alemania se convirtió en su principal rival en el plano industrial.

Mapa de Europa S. XVII después del T.Utrecht.



El Tratado de Utrecht, también conocido como Paz de Utrecht o Tratados de Utrecht y Rastadt, es una serie de tratados multilaterales firmados por los países beligerantes en la Guerra de Sucesión Española entre los años 1712 y 1714 en esas ciudades de los Países Bajos y Alemania, respectivamente. Se consideran el fin de la guerra, aunque simultánea y posteriormente a su firma continuaron las hostilidades (por ejemplo, en España). En este tratado, Europa cambió su mapa político.
Tras unas conversaciones preparatorias en Londres entre Francia y Gran Bretaña, el congreso se abrió en la ciudad holandesa de Utrecht en enero de 1712. Los resultados fueron los siguientes:
Armisticio de Francia y España con Gran Bretaña (agosto de 1712), seguido de los tratados de paz entre Gran Bretaña y Francia (abril de 1713) y entre Gran Bretaña y España (julio de 1713).
Firma de tratados entre Francia y las Provincias Unidas, Brandeburgo, Portugal y el ducado de Saboya (julio de 1713).
Firma de tratados entre España y el ducado de Saboya (julio de 1713), las Provincias Unidas (julio de 1714) y Portugal (febrero de 1715).
Firma de convenios comerciales entre Gran Bretaña y España (marzo y diciembre de 1714, diciembre de 1715 y mayo de 1716).
Como balance global, la serie de tratados supuso los siguientes acuerdos:


Mapa político de Europa después del tratado.
Gran Bretaña toma Menorca y Gibraltar, ocupadas durante la guerra (cedidas por España), Nueva Escocia (Acadia), la bahía de Hudson y Terranova (cedidas por Francia), la isla de San Cristóbal en el Mar Caribe, el asiento de negros1 (un monopolio de treinta años sobre el tráfico de esclavos negros con la América española) y el navío de permiso, así como el derecho de asiento (concedidos por España).
La Casa de Saboya ve devueltas Saboya y Niza (ocupadas por Francia durante la guerra) y recibe Sicilia (cedida por España).2 Con la posesión de Sicilia recibe el título de rey que, con diversas denominaciones, tendría en adelante la casa de Saboya (primero reyes de Sicilia, luego reyes de Cerdeña y finalmente reyes de Italia).
Las Provincias Unidas reciben la "barrera" flamenca (una serie de fortalezas en el norte de los Países Bajos españoles que el Imperio ayudó a financiar), cedida por Felipe V de España.
Brandeburgo recibe Güeldres del Norte (cedido por el rey de España) y la "barrera" de Neuchâtel (cedida por Francia), además de su transformación en reino con el nombre de Prusia. Federico Guillermo I fue su primer rey.
Portugal obtiene la devolución de la Colonia del Sacramento, ocupada por España durante la guerra.
Carlos VI de Austria obtiene los Países Bajos españoles, el Milanesado, Nápoles, Flandes y Cerdeña (cedidos por el rey de España). El Archiduque Carlos de Austria, ahora emperador, abandona cualquier reclamación del trono español en 1725.
Francia reconoce la sucesión protestante en Inglaterra y se compromete a no apoyar a los pretendientes Estuardo. También se compromete a demoler las fortificaciones de Dunquerque y a cegar su puerto y obtiene definitivamente el principado de Orange (en Provenza).
Felipe V (Felipe de Anjou) obtiene el reconocimiento como rey de España y de las Indias por parte de todos los países firmantes, en tanto que se establece una cláusula que prohíbe que el rey de España y el de Francia sean una misma persona.3
Además, las tropas austriacas se comprometen a evacuar las zonas de Cataluña, lo que realizan a partir del 30 de junio de 1713. Ante lo cual, la Junta General de Brazos (Brazo Eclesiástico, Brazo Militar y Brazo Real o Popular) acuerda la resistencia. A partir de este momento empezó una guerra desigual, que se prolongó durante casi catorce meses, concentrada en Barcelona, Cardona y Castellciutat, al margen de los cuerpos de fusileros dispersos por el país. El punto de inflexión será cuando las tropas felipistas rompan el sitio de Barcelona el 11 de septiembre del 1714. Mallorca, Ibiza y Formentera cayeron diez meses más tarde (11 de julio del 1715).
Sin embargo, la lucha aún seguía entre Francia y el Imperio. El tratado de paz entre ambos se firma en Rastatt en marzo de 1714. Las fronteras entre ambos vuelven a las posiciones de antes de la guerra, salvo para la ciudad de Landau in der Pfalz (en el Palatinado Renano), que queda en manos francesas. Este tratado se suele incluir también dentro de la serie de tratados de Utrecht.
El gran beneficiario de este conjunto de tratados fue Gran Bretaña que, además de sus ganancias territoriales, obtuvo cuantiosas ventajas económicas que le permitieron romper el monopolio comercial de España con sus colonias. Por encima de todo, había contenido las ambiciones territoriales y dinásticas de Luis XIV, y Francia sufrió graves dificultades económicas causadas por los grandes costes de la contienda. El equilibrio de poder terrestre en Europa quedó, pues, asegurado, mientras que en el mar, Gran Bretaña empieza a amenazar el control español en el Mediterráneo con Menorca y Gibraltar.

Mapa de Europa S.XVII después del T.Westfalia.


El Tratado de Westfalia, es como se conoce a dos acuerdos alcanzados en las ciudades de Osnabrück y Münster en 1648, uno el 15 de mayo y el otro el 24 de octubre. Según estos tratados, se ponía fin a la guerra entre los estados beligerantes en Alemania, príncipes protestantes por un lado y Sacro Imperio y católicos por otro, y se concluía también el enfrentamiento que durante ochenta años enfrentaba a España con la República de los Siete Países Bajos. Fue, en resumen, el tratado que puso fin a la Guerra de los Treinta Añosa y la Guerra de los ochenta años entre España y los Países Bajos. 

En estos tratados participaron Fernando III de Habsburgo, los Reinos de España, Francia y Suecia, las Provincias Unidas y sus respectivos aliados entre los príncipes del Sacro Imperio Romano.

La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo orden en el centro de Europa basado en el concepto de soberanía nacional.